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Son conocidas las esposas del rey Jaime I, también lo son sus amantes. Si una de ellas destaca sería Dª Teresa Gil de Vidaurre.

De origen probablemente zaragozano, de una familia procedente que estaba al servicio del monarca, originarios de la localidad de Vidaurre (Navarra), fue amante de éste, incluso se cree que antes del matrimonio con Violante de Hungría.

A la muerte de la reina, y con la sucesión garantizada entre los hijos del rey con Dª Leonor de Castilla y Dª Violante de Hungría, Jaime y Teresa llevaron su relación sin secreto, llegando, incluso, a prometerle matrimonio ante un testigo que daría fe de ello. Sea como fuere, eclesiánticamente nunca se casaron, pero la promesa hizo que viviesen juntos y tuvieron dos hijos llamados Jaime y Pedro. Se desconoce por qué no llegó el momento del enlace, pero se cree que la demora se produjo porque ella era de rango social inferior a Jaime (siendo un matrimonio morganático) y los nobles no darían su aprobación.

Teresa reivindicó la promesa del rey y pidió que se reconociese la promesa de matrimonio como efectiva, pero surgieron desavenencias y el rey la repudió, todo parece indicar que el paso de los años hizo que Jaime se encaprichase de Berenguela Alfonso, mucho más joven que él y que Dª Teresa.

Durante el tiempo que duró la relación entre ambos, el rey le dio privilegios y posesiones, entre ellas la Villa de Jérica, que desde 1255 sería Señorío, siendo Teresa la primera Señora de Jérica. Teresa adquirió otras poblaciones, haciendo del Señorío de Jérica uno de los más importantes dentro del Reino de Valencia y de la Corona de Aragón.

En el último testamento del rey, reconocerá a Jaime y Pedro como hijos legítimos, con derecho a sucesión. Jaime será señor de Jérica cuando alcanzó su mayoría de edad, y Pedro de la localidad oscenese de Ayerbe. La Casa de Jérica duraría sobre 150 años, hasta la muerte de Juan Alfonso sin sucesión, pasando el Señorío a la Corona con Pedro el Ceremonioso, nuevo Señor de Jérica.

Teresa acabaría entrando en el Monasterio de Gratia Dei, en el llano de la Zaidía de Valencia, que ella misma había fundado. Fue enterrada en el Altar Mayor de la iglesia del monasterio. En 1517 hubo una gran riada en Valencia, el edificio sufrió daños, pero el cuerpo de Dª Teresa se encontraba intacto e incorrupto.

En la actualidad sus restos reposan en el Monasterio de Gratia Dei en Benaguacil, donde fue trasladado a mediados del siglo XX.

La localidad de Jérica quiso rescatar a esta señora en el año 2000 y la relación que tuvo con la Villa de Jérica, teniendo en cuenta que, tanto cuando fue Señorío como Villa Real, gozó de privilegios que le llevaron a ser una de la  poblaciones más importantes del Reino de Valencia. Por ello, el mercado medieval, que comenzó ha hacerse en 1999, se le dio du nombre y se realizaban representaciones escénicas para dar a conocer su vida, la relación con el rey y la donación de Jérica.

Cabe recordar que Jérica, gracias a su relevancia e importancia, fue Señorío hasta 1369, pasando a manos de Pedro el Ceremonioso como Bien Real. En 1372 se crea el Condado de Jérica para Martín, quien sería rey de Aragón, volviendo a ser Villa Real, excepto el periodo de los Zarzuela y el Duque de Calabria, entre 1431 y 1564 (aún así, por poco tiempo, volvió a ser Villa Real con los Reyes Católicos y Carlos I). Desde 1707 formó parte del Ducado de Liria y Jérica, hoy títulos de la Casa de Alba. Teresa fue la primera de esta larga lista y la que impulsó a Jérica.